La tarde antes de que Gavi se destrozara la rodilla derecha, el exfutbolista francés Willy Sagnol, seleccionador de Georgia, el rival de España el domingo, lanzó una alerta en la sala del mismo estadio José Zorrilla en el que se lesionó el futbolista del Barcelona: “Tienen que dejar de poner más y más partidos, más competiciones. Creo que poco a poco estamos destruyendo este fantástico deporte. Los jugadores no son máquinas”.
Su reclamación coincide con la que el sindicato mundial de futbolistas, FIFPRO, ha trasladado de manera repetida a los organismos que gobiernan el fútbol: limitar la cantidad de veces seguidas que un jugador tiene dos o más partidos por semana; que los futbolistas descansen de manera obligatoria al menos 28 días fuera de la temporada y 14 durante el curso, y que tengan al menos un día libre a la semana.
La urgencia de estas peticiones viene sustentada por diversas investigaciones, resumidas, por ejemplo, en un estudio publicado en 2020 en el British Journal of Sports Medicine por un equipo encabezado por Alejandro López-Valenciano, de la Universidad Miguel Hernández, de Elche: “La incidencia de las lesiones en el fútbol profesional masculino es de 8,1 por cada 1.000 horas de exposición. La incidencia en los partidos (36 por cada 1.000 horas) es casi diez veces mayor que en los entrenamientos (3,7 por cada 1.000 horas)”. Y pese a eso, Camavinga se rompió la semana pasada el ligamento externo en una práctica, y Yeremy Pino, el cruzado en otra con el Villarreal. Luis de la Fuente recordó el domingo el papel del azar: “Ha sido el infortunio, la mala suerte”. Con más papeletas, aumentan las opciones.
Para los futbolistas que participan con sus selecciones nacionales, cada vez resulta más difícil respetar los periodos de descanso que reclama FIFPRO para proteger su salud. El último informe del sindicato señala algunos efectos de que el último Mundial se disputara en medio de la temporada de clubes: “Cerca del 68% de los futbolistas seleccionados para las listas finales de los equipos tuvo menos de dos semanas de preparación para el torneo”.
El curso pasado fue el de mayor saturación competitiva, y los efectos fueron graves, según el informe anual sobre lesiones en el fútbol europeo que publicó ayer la aseguradora Howden: “El Mundial de Qatar desembocó en un incremento de la gravedad de las lesiones de los futbolistas de las cinco grandes ligas europeas”, concluye. Si las lesiones anteriores a la Copa del Mundo dejaban a los jugadores una media de 11,35 días de baja, las posteriores les suponían 19,41 fuera de combate. Howden calcula que el Mundial elevó el coste de las lesiones en las cinco grandes ligas casi un 30%, de los 553,62 millones de euros de la temporada 2021/22 a los 704,89 de la 2022/23. El número de percances se mantuvo estable en torno a los 4.000, pero fueron más graves.
FIFPRO alerta, además, de lo que sucederá con el nuevo calendario en la temporada 2024/25, cuando comienzan a funcionar los nuevos formatos de la Champions y del Mundial de clubes. Los finalistas de la Copa de Europa pasarán de jugar 13 partidos a 17 y el torneo de la FIFA crece de siete a 32 equipos, con hasta siete encuentros para los finalistas: “Plantea una amenaza para el bienestar de los jugadores, que ya están siendo empujados a su límite con el actual calendario”, dice el sindicato. Aunque también es cierto que en 2025 se reducirán los compromisos de clasificación para el siguiente Mundial.
Este panorama ha propiciado, por ejemplo, que hasta los 20 años Vinicius hubiera disputado 6.110 minutos como profesional, cuatro veces más que los 1.549 de Ronaldinho a esa edad. Bellingham lleva 14.445, el 31% más que los 10.989 de Rooney, otro talento inglés muy precoz. Y Pedri había jugado 10.573, un 25% más que los 8.449 de Xavi. Gavi, que aún tiene 19 años, con 9.470 lleva ya más que su entrenador a los 20.
Además del volumen de encuentros, Sagnol apuntó a cómo se juegan: “La intensidad en los partidos es más alta que hace 15 o 20 años”. Los datos recogidos por SkillCorner, una empresa especializada en monitorizar los movimientos de los futbolistas, corroboran su impresión, como se ve en el gráfico de debajo.
En las últimas cinco temporadas se mantiene la tendencia en las cinco grandes ligas europeas: cada vez registran acciones más rápidas en las cinco grandes ligas, y también más acciones a máxima velocidad. El gráfico utiliza la métrica PSV99th (peak sprint velocity 99th percentil) creada por SkillCorner. Esta métrica refleja la velocidad punta de un jugador y su capacidad para alcanzarla varias veces o mantenerla durante el tiempo suficiente.
En estos últimos cinco años los partidos también son alrededor de un 5% más largos a causa del aumento del tiempo añadido.
A este peligroso panorama de atracón general se une el apetito de los futbolistas. El miércoles pasado le preguntaron a Mikel Oyarzabal qué consejo daría a sus compañeros de la selección española que, como Gavi, estaban en disposición de disputar el verano que viene la Eurocopa y los Juegos Olímpicos: “Les diría que si pueden ir, que vayan a las dos. Son competiciones a las que lo más normal es que vayas una vez en la vida”. Al día siguiente, en el primer tiempo del Chipre-España, Oyarzabal sufrió una rotura de isquios.
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