Los cargadores – El Comercio


Fotografía: cita y reunión, símbolo y aforismo. Presencia ilusoria y prueba de ausencia (la imagen cautivada es memoria). Percepción de lo inalcanzable. Evocación. Nunca presente. Los usos mágicos de la fotografía (reliquias religiosas o profanas: vírgenes y santos oscilando en el espejo de un taxista, amores en bolsillos olvidados, familiares de antepasados).

En la solapa de una antología el poeta aparece cuchicheando con la noche. Sortilegio: rasga el frío. Gorra y abrigo, la mano derecha en el bolsillo y la izquierda cubriendo su voz, simulando un secreteo. El destello lunar ilumina su eviterna sonrisa. ¿A quién susurra Euler Granda? ¿De quién o de qué se burla? ¿De él mismo,como fue su inveterada costumbre?

¡Nunca se postró ante la vida ni la muerte! ¡Cómorepudió fama y fortuna! Confinado en una silla de ruedas, su ingenio se aguzó al punto de salpicarle lágrimas de tanto reírse de mundo y medio. A las ocho de la mañanade todos los días sirvió por años en el expenal García Moreno. Pasaba y repasaba por el mercado de San Roque, donde pululan Los cargadores.

No importaban resacas de sus noches de bohemia, suspacientes lo esperaban y ellos aliviaban sus desvelos. Allíoía sus cuitas y sus culpas, riéndose a carcajadas de sus bromazos. Jamás cobró un centavo, tampoco a los enfermos pobres de su consultorio en la zona de El Pobre Diablo en el Camal.

Le ofrecieron administrar una clínica, un alto cargo en un ministerio, llevarlo a otro país para que dirija un instituto… Ninguno aceptó. Ateo, nihilista, estoico, bufón del antisistema, demonio lúdico y tierno, libre hasta la fantasía, su poesía hiela la sangre: manar de sus turbulentas oquedades y también de las mefíticas llagas de nuestro sistema.

“Basta ya de dormir en los portales,/ huyan ya del tugurio…/ corran hacia el camal,/ vayan hasta el mercado de San Roque,/ bajen a los mismísimos infiernos,/ que ya es la hora de cargar,/ de molerse las vértebras,/ de aguantar en los lomos al planeta”.



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