El ministro de Finanzas alemán se aferra al freno de la deuda para 2024 y apuesta por los recortes para salvar la crisis presupuestaria | Internacional

La crisis presupuestaria que tiene en vilo a la coalición de Gobierno alemana no remite. Las soluciones siguen sin estar claras, y las posturas de los tres socios continúan muy alejadas, al tiempo que la oposición conservadora trata de sacar rédito del descalabro. El Bundestag iba a tratar este viernes el presupuesto suplementario para 2023, pero la discusión se desvió enseguida hacia las cuentas de 2024, aún sin aprobar. El ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, anunció que tras la demoledora sentencia del Tribunal Constitucional que ha dado al traste con los planes del Ejecutivo, el agujero de esas cuentas asciende a 17.000 millones de euros. Y si alguien pensaba que está dispuesto a discutir el límite constitucional al endeudamiento, se equivoca: Lindner quiere volver a cumplir con el llamado freno de la deuda y propone una solución que no gustará a sus socios socialdemócratas y verdes: recortar y ahorrar.

Cómo cerrar el agujero de financiación de 17.000 millones que reconoció Lindner es solo uno de los muchos problemas que tiene actualmente la coalición. Desde luego es polémico, porque solo los liberales están a favor de las medidas de austeridad en un momento en el que Alemania necesita grandes inversiones para acometer su transición energética. Mientras surgen voces que piden reformar el límite al endeudamiento entre socialdemócratas y verdes, el FDP de Lindner se mantiene firme. “El freno de la deuda es una historia de éxito”, aseguraban este viernes en una tribuna en el diario Frankfurter Allgemeine Lindner y el ministro de Justicia, el también liberal Marco Buschmann: “Puso fin a la tendencia del aumento crónico de la deuda nacional. No debemos acabar con él”.

El ministro de Finanzas defendió el presupuesto suplementario para 2023 en su intervención parlamentaria. Es necesario legalizar las cantidades ya gastadas en subvencionar los elevados precios del gas y la electricidad a hogares y empresas. Para permitir esa ampliación del presupuesto a finales de año es necesario suspender por cuarta vez consecutiva el freno de la deuda consagrado en la Ley Fundamental alemana, algo que ya le ha supuesto un disgusto a Lindner. El Gobierno no ha encontrado otra salida después de que el Tribunal Constitucional declarara ilegal la reasignación de 60.000 millones en préstamos no utilizados del fondo de la pandemia al fondo para el clima y la transformación (KTF, por sus siglas en alemán). La decisión sumió en el caos toda la arquitectura que sostiene el gasto público del país.

“Situación de emergencia extraordinaria”

La votación para suspender el freno de la deuda en 2023 está prevista para mediados de diciembre. El Bundestag acordará de nuevo una “situación de emergencia extraordinaria”, según exigen las normas sobre el freno de la deuda. Pero esta es solo una solución a corto plazo para salvar los presupuestos del año que está a punto de terminar. Queda por saber cómo lidiar con las cuentas de 2024 y las posteriores. De momento, la sentencia de los jueces de Karlsruhe ha borrado de un plumazo 60.000 millones de euros del paquete de medidas del clima y ha obligado a congelar todos los fondos extrapresupuestarios con los que el Gobierno lleva años esquivando el límite al endeudamiento (del 0,35% del PIB, salvo en casos de emergencia muy tasados).

Lindner quiere recortar en “gastos obsoletos”, dijo este viernes. Partidas que no son necesarias para realizar futuras inversiones o proyectos de la coalición, añadió. “Reestructuraremos el capítulo de gastos”. Aunque este viernes no ha sido tan claro, otros miembros de su partido habían hablado específicamente de recortes en partidas sociales, algo que espanta a sus socios de Gobierno. “Incurrir en más deuda con los tipos de interés tan elevados no es el camino correcto”, subrayó el ministro durante su intervención. El ahorro que propone Lindner provocará más rifirrafes en la coalición, algo de lo que es muy consciente. “No siempre será fácil”, reconoció.

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El ministro de Finanzas aseguró que cree que el Gobierno encontrará la manera de financiar sus planes y destacó que la ratio de la deuda pública bajará al 64% del PIB en 2024, frente al 69% de 2021. “La dirección es la correcta. Queremos seguir en esta dirección”, insistió.

Los verdes están de acuerdo con el intento de ahorro, pero apuntan a otras partidas, como las subvenciones perjudiciales para la lucha contra la emergencia climática. El diputado Sven-Christian Kindler recordó que una sentencia reciente del Tribunal Administrativo Superior de Berlín-Brandeburgo ha ordenado al Gobierno poner en marcha de inmediato medidas para reducir las emisiones en dos sectores clave para la descarbonización: el transporte y la edificación. El freno de la deuda debe ampliarse, defendió, para incluir las necesarias inversiones en protección del clima y en infraestructuras.

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