David López, central del Girona: “Es muy complicado quitarnos el balón” | Fútbol | Deportes

Mientras termina de construir su ciudad deportiva, el Girona, colíder y equipo sensación de la Liga, utiliza las instalaciones del PGA Catalunya. Para los fundamentalistas de lo pomposo, mayoría en el fútbol moderno, la imagen es idílica: un exclusivo club de golf con los Pirineos de fondo. Sin embargo, para David López (Barcelona, 34 años), defensa rojiblanco, el lujo es vulgar. “Siempre hay otra realidad, en el deporte y en la vida”. Y no engaña, se lo enseñó el fútbol demasiado pronto. En la búsqueda de minutos, David había aceptado salir cedido al Terrassa. Tenía 18 años y era su primera experiencia fuera de su casa, el Espanyol. Pero en la Navidad de 2008, el vestuario cuadro egarense dijo basta: la plantilla se amotinó en el club. “No pagaban y entre los jugadores juntábamos dinero para darles a los extranjeros que no tenían ni para comer”. David López sí cobraba (su sueldo lo pagaba el Espanyol), sin embargo, aceptó encerrarse en el vestuario junto a sus compañeros.

El entorno era amateur, quizás demasiado para un profesional. “La gente nos traía colchones y comida. En los últimos días la situación ya se había comenzado a poner más tensa”. Pocos golpes de realidad más explícitos para un joven de familia acomodada de Sant Cugat, por entonces todavía estudiante de arquitectura en la Universidad de Barcelona. “Me di cuenta muy rápido que tenía que sacrificarme si quería dar un paso más allá en el fútbol”. David López tuvo que pasar por el Leganés y el Huesca antes de que Javier Aguirre le entregara la llave del primer equipo del Espanyol. En el camino se cruzó con el Nápoles, primero de Rafa Benítez y después de Maurizio Sarri, para volver a Cornellà y saltar del cielo (Europa League) al infierno (descenso). “En el fútbol se sufre más de lo que se disfruta: lesiones, momentos en los que no juegas, en los que te critican… te ponen de vuelta y media en redes sociales”. ¿La receta, según David López? “La estabilidad mental es más importante que la capacidad técnica. En las malas es cuando piensas: ¿qué hago? ¿cómo lo gestiono? ¿pido ayuda?”, cuestiona el central. Son en esos momentos cuando se recuerda, con 18 años, encerrado en un vestuario cutre del fútbol catalán.

Educado en el Terrassa —”Eso que me pasó me ha acompañado toda mi carrera”—, referente del Espanyol aunque lo niegue —”No me considero un símbolo, como lo fueron Tamudo, Luis García y De la Peña, pero sí importante”—, hoy disfruta como nunca del fantástico Girona de Míchel. “En España hay equipos que lo hacen muy, pero muy bien, desde hace muchos años, como la Real Sociedad, el Athletic, el Betis y el Villarreal, y no han llegado a hacer lo que estamos haciendo nosotros”.

—¿Suerte?

—Le aseguro que lo que pasa en el Girona no es suerte.

A la primera persona que destaca David López es a Quique Cárcel. Ninguna novedad: todas las personas que conocen la cultura del Girona señalan al director deportivo. “Quique ha encontrado un entrenador acorde a su idea de juego y a su metodología de trabajo. Eso sumado a un grupo de jugadores jóvenes con mucha calidad, más los de más experiencia vinculados al club, ha generado un cóctel que explica lo que estamos viviendo”, justifica David. El nombre de Míchel lo enciende. En general prudente, no escatima en elogios con su técnico. “Sabe exactamente qué hacer para sacar el mayor provecho de un jugador”, subraya. Y desarrolla: “Potencia las virtudes y disimula los defectos del jugador. Va moviendo el puzle hasta que encuentra tu posición. Te da las funciones Eso parece fácil, no lo es”.

David López, durante la entrevista. Kike Rincón

La capacidad de Míchel para exprimir a sus jugadores lo agradece la plantilla, tanto como la ciudad de Girona su esfuerzo para expresarse en catalán. “Hace un grandísimo esfuerzo y la gente lo valora mucho. Yo escucho sus ruedas de prensa y tiene respuestas muy fluidas. Obviamente no son perfectas, pero con él puedes mantener una conversación en catalán sin ningún problema”, cuenta David. Eso sí, con el inglés, en cambio, el técnico de Vallecas tiene más problemas. “Le cuesta mucho. A veces, le decimos a Daley [Blind] que va a terminar aprendiendo a hablar él en castellano antes que el míster en inglés”, bromea David López.

Hay sol, pero hace un poco de frío en Girona. El defensa, sin embargo, sugiere hablar en la terraza para que la conversación sea fluida. Regatea alguna pregunta sobre el porqué del momento del Barcelona y advierte: “Vamos a Montjuïc a ganar al cien por cien”.

—¿El Girona es un contrapoder al Barcelona y al Espanyol?

—No, por lo que genera y lo que mueve, el Barça está por encima de todos en Cataluña y de la mayoría en España.

David López no olvida a la entidad blanquiazul, hoy en Segunda. “En segundo lugar está el Espanyol, por historia y por infraestructura. No es el lugar en el que tiene que estar”, comenta. Y continúa: “En tercer lugar, el Girona. Es un club joven, con menos afición en una ciudad históricamente del baloncesto. Pero estamos creciendo rápidamente. Y aficionados que, antiguamente eran del Barça, ahora son del Girona. Igual, lo que sí somos es una especie de amenaza”. Elogia el presente del Barça —”Pedri, Gündogan y De Jong es un mediocampo deseado por cualquier equipo”—, pero lo distancia del equipo de Messi y compañía. “Era muy frustrante. Preparabas todo, como defender las superioridades, y lo estabas haciendo perfecto, cuando venía Messi y chutaba una falta a la escuadra. Pum 0-1. Seguías igual. No te caías. Otra falta: pum. 0-2. Y había partidos en el Camp Nou en los que era imposible sacarles el balón”.

El Girona tampoco entrega fácil la pelota, al contrario. “No me comparo con ese Barcelona, ni mucho menos. Pero somos un equipo al que es muy complicado quitarle el balón. Además, tenemos muchos registros y muchas variantes. Hay equipos que nos vienen a presionar en la salida del balón y usamos el portero para crear superioridades y salir de la presión. Si ponen un jugador más, tenemos la salida de Dovbyk, que nos da mucho para ser un referente y aguantar el balón y así poder jugar de cara. Superada la presión, incluso tenemos jugadores muy rápidos para atacar al espacio como Tsygankov, Savinho y el mismo Dovbyk. Tenemos tantas virtudes que me pongo en el escenario de un rival que nos quiera quitar el balón y es difícil”.

—¿Cuánto ayuda el City?

—Ayuda, pero quiero desmentir algunas cosas que se dicen. No es verdad que el City nos ayuda a nivel económico. Todos los jugadores del Girona son propios, a excepción de algunos puntuales que están cedidos y no todos por el City. Pero sí que nos ayuda en temas de estructura. Es decir, un doctor puede evaluar a un jugador que no termina de salir de una lesión, lo mismo con un preparador físico: llega un analista y mira las cifras y te dice que hay que cambiar. También, ahora que están haciendo la Ciudad Deportiva, el grupo City evalúa cómo está todo y cuál es la manera más eficiente de organizar un gimnasio, por ejemplo.

El paraguas del City no convierte al Girona en un potencial Leicester, campeón contra todo pronóstico de la Premier en 2016. “Ya es muy complicado lo que estamos haciendo, sostenerlo 38 jornadas lo será aún más”. Siempre con los pies en el suelo, lejos del glamour como aprendió en Terrassa a los 18 años, David López concluye: “No me gustan las redes sociales. Parece que no existen caras negativas. Y eso le da a la gente joven una idea errónea de la vida”.

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