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La revolución industrial, que comenzó en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, llevó al mundo entero a una transformación económica significativa. La producción pasó de ser principalmente agraria y artesanal a ser industrial y mecanizada. Esto tuvo un impacto directo en las poblaciones, ya que empezaron su peregrinaje hacia las ciudades: una movilización rural-urbana.
El carbón y el cobre fueron a inicio de la revolución industrial las materias primas más atractivas. Guerras importantes se dieron por conquistar territorios con yacimientos de estos minerales. Y para esto, grandes líderes políticos europeos buscaron, entre los espacios que estos cambios habían generado, la forma de conformarsólidos ejércitos para cuidar de sus recursos y conseguir unos cuantos más. Así es como surgen a nivel mundial, por ejemplo, los sistemas de seguridad social y los estados-bienestar, vigentes hasta la actualidad, como monedas de intercambio entre el estado y sus ciudadanos.
En la actualidad, mucho se habla de las “terribles”implicaciones sociales de la actual revolución tecnológica, de los problemas laborales que podría generar la inteligencia artificial, entre otros. A este tipo de revoluciones nada las para y en su camino van sin duda redibujando el mapa. Muy seguramente conforme esta revolución avance, las realidades sociales harán lo mismo, los riesgos serán otros, el acervo ya no será el cobre, ni el carbón, ni el petróleo, las guerras tendrán otras motivaciones, los estados no serán lo que son y las necesidades serán otras.
Lo que no cambiará es lo político. Siempre habrá alguien que busque representar a otros, buscando mejores días para aquellos que digan representar, pero que en la práctica para su ejercicio amasará cuotas de poder. Cada vez que esto ocurre, carne de cañón es necesaria y para conseguirla, fortalecer el compromiso ciudadano vía políticas sociales será la mejor estrategia.
Atrajeron a las personas a las ciudadesen la estructura económica de los Estados-nación, ya que las economías se volvieron más orientadas hacia la manufactura y la producción en masa.
En la Alemania, allá por el año 1883 Otto Von Bismark Bismarck promulgó la Ley del Seguro de Enfermedad, que estableció un sistema de seguro de salud obligatorio para los trabajadores. Este fue el primer sistema de seguridad social de su tipo en el mundo y proporcionó cobertura para los trabajadores y sus familias en caso de enfermedad. En el siguiente año introdujo la Ley del Seguro de Accidentes, que estableció un sistema de seguro obligatorio para trabajadores que proporcionaba compensación por lesiones y pérdida de ingresos debido a accidentes en el trabajo o enfermades ocupaciones. Y cinco años después, en 1889, estableció uno de los primeros sistemas de pensiones de jubilación para los trabajadores. La introducción de estas políticas sociales sentó las bases del sistema de bienestar alemán y tuvo un impacto duradero en la historia de Alemania y en el desarrollo de los sistemas de seguridad social en otros países. El concepto de seguridad social y el papel del estado en proporcionar un colchón de protección económica para los ciudadanos se convirtieron en una parte fundamental del estado de bienestar europeo.
En resumen, Otto von Bismarck fue un líder político que utilizó políticas sociales para consolidar el poder del nuevo Imperio Alemán y ganar el apoyo de la clase trabajadora. Sus políticas sentaron las bases para el desarrollo de sistemas de seguridad social y el estado de bienestar en Alemania y en otros lugares, lo que tuvo un impacto duradero en la política social moderna.
Sin embargo, no hay almuerzo gratis, decimos los economistas. Esta creación no fue advenediza, hubo una motivación en ese momento, hubo un contexto.
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